jueves, agosto 17, 2006

Number Sixteen

Tras el desafortunado accidente del Burguer la búsqueda de empleo volvió a ser mi prioridad nº 1, así que cuando Paula me propuso otra entrevista no me lo pensé, la cita era esta vez en South Kensinton.
South Kensinton es uno de mis barrios favoritos, viene a ser como un barrio residencial en el centro de la ciudad, en el puedes encontrar los museos mas interesantes bajo mi punto de vista y tiene todo lo necesario para ser un barrio acogedor.
Nos citaron por la tarde en un hotel, el number sixteen. Cuando llegamos hablamos con una señora al mas puro estilo mrs Doubtfire que nos hablo como si nos diese el puesto de trabajo de nuestras vidas, con un sueldo mas que decente, parecía un trabajo ideal para nuestras expectativas. Nuestro trabajo consistía en limpiar habitaciones, así de sencillo…….¿¿¿Donde esta el truco?????
Parecía que mi inocencia me iba a traicionar de nuevo, yo había tenido amigos limpiando habitaciones y, en fin, no me parecía para tanto. Pero había dos factores que había pasado por alto:
- El Number Sixteen era un hotel de 4 estrellas.
- Mi “manager” era una autentica zorra.
Con lo bonito que parecía todo…..La magia se acabo cuando tuve que limpiar mi primera habitación, me pusieron a limpiar con una señora Griega para que me enseñase. Mientras me decía dnd limpiar y dnd hacer que limpiaba yo trataba de memorizar sin éxito todo lo que tenia que hacer, porq señores… ni por lo mas remoto me pude imaginar la de detallitos estupidos que tienen en los hoteles caros.
Tenia que doblar el papel higiénico como en forma de corbata, las toallas no se como, las camas que si patatín y patatán, el cable del teléfono de esta manera y el lápiz en diagonal formando 45º con el teléfono….UNA AUTENTICA LOCURA. No era tanto esfuerzo físico lo que me costaba sino capacidad de organización, yo, que no soy capaz de tener en mi habitación un mínimo de orden, tenía que acordarme de colocar cientos de objetos diariamente.
La verdad es que no me estresaba mucho, pero porq a esas alturas me daba todo igual, había días que entraba a las 8 de la mañana y salía a las 7 de la tarde, lo que si que me tenia quemado de verdad era mi manager. Jane, una treintañera alcohólica (para no desentonar) rubia que disfrutaba plenamente de su trabajo humillándonos y tratándonos como ignorantes. Yo a modo de rito una de las cosas que primero hacia de la larga lista de tareas, era decirle que era una maldita zorra, en un perfecto castellano claro, y a partir de ahí ya mas relajado comenzaba con el faranoico trabajo.
El desprecio que yo sentía por ella, fue derivando en un desprecio mutuo, y siendo sincero, yo disfrutaba con ello, es muy fácil desahogarte con alguien q no te entiende, y nosotros la poníamos a parir. Toda este bullicio social interno me empujo a solicitar un traslado, pero no de mal royo, sino para trabajar menos, fui al encargado de recursos humanos de la cadena y solicite un puesto de Linen Porter en otro hotel de la misma cadena; el trabajo de linen porter es muuuuucho mas relajado, solo hay que contar sabanas y demás ropa de las habitaciones y mandarlo a la lavandería. Todo iba perfectamente hasta que el chico de recursos humanos apareció en mi hotel para hablar conmigo; como yo no le había dicho a la barbie manager que había pedido el traslado me pareció ver que le estallaban las venas de rabia cuando me vio hablando con el.
Sé que en ese momento empezó ha fraguarse la venganza. Como puede una rubia con cara tan dulce ser tan zorra, y cuando digo zorra lo digo con la boca llena y engolada….una vez mas………..ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOORRRRRAAAAA. (Como relaja esto)
El resultado de mi osadía al haber pedido el traslado sin su permiso fue una fría venganza recién horneada en su macabra cabecita de guiri.
Y lo comprobé al día siguiente cuando llegue a trabajar, cada día después de desayunar, nos daban a cada uno una hoja con el trabajo que nos tocaba hacer, en la hoja venían los números de las habitaciones que debíamos limpiar y al lado de cada habitación indicaban si teníamos que cambiar las sabanas, si solo había que limpiar o en el peor de las casos, si era “departure”; y que significaba eso, pues que había que cambiarlo todo por nuevo o limpio. Cuando lo habitual era tener 6 o 7 habitaciones para mi con 2 o 3 departure esa mañana me encontré 11 habitaciones con 8 departure……que momento….la sensación que sube en ese instante fue peligrosamente familiar, ¿y si no tuviese que hacer todo ese trabajo?.
No podía rendirme tan fácilmente, ¿dejarla ganar así? Ni de coña, cogí mis trapos y demás material de limpieza y me dirigí a la primer habitación, a las 11:00 tenia limpias 3 habitaciones de 11, y al entrar en la cuarta me encuentro la habitación forrada de post it amarillos con un mensajito “CLEAN HERE”. Había 150 papelitos más o menos, solo dentro de la taza del vater había 5, imaginaos la grandiosidad de su obra, digna de la Tate Gallery . Me di cuenta de que no me iba a dar tiempo a terminar, me había vencido, pero en ese momento de agobio la sensación que me había arrastrado ha dejar el Swan en Strathley afloro de nuevo en mi cerebro, pero con un pequeño matiz… se iba a cagar.
Lo que la barbie no había pensado al joderme el día de tal manera fue que si yo no lo hacía “properly” la responsabilidad era suya, así que me dije...ok, a mi me despiden, pero a esta zorra se le cae el pelo.
Que grandísimo placer la venganza, parecía el pan nuestro de cada día en ese hotel; entre en la cuarta habitación q me correspondía y me tumbe en la cama a ver la tele. Allí estuve hasta las 2 de la tarde, relajado, no lo hice solo por mi, esa misma mañana habían despedido a Paula y me meti de lleno en el papel de vengador del antifaz.
Para que os deis cuenta de lo que significa lo que hice tenéis que tener en cuenta que en un hotel una habitación tiene que estar lista para las 4 de la tarde, porq si no los clientes no pueden entrar; así que a las 2 baje a la cocina y le di mi lista de habitaciones a la barbie, dnd se veía claramente que solo tenia limpias 3 habitaciones de 11 a las 2 de la tarde, le dije que había sido un placer trabajar con ella y pero q dejaba el trabajo en ese instante.
Si su cara era un cuadro, la mía era la de un pequeño cabroncete con una sonrisa bobalicona de puro placer, disfrute mientras me rogaba que me quedase 1 día mas y yo me negué una y otra vez, tras muchas negativas por mi parte su frase final fue…
-No me puedes hacer esto…..
Así que le aclare muy educadamente que era yo el que con 22 años recién cumplidos estaba a miles de kilómetros de mi casa siendo puteado sin miramientos por ella. Con estas palabras acabo el martirio, me quité el uniforme y me aleje dejándola con todo el marrón. Acto seguido me fui a tomar unas pintas con Paula, una de las pintas más sabrosas de mi vida.

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