martes, agosto 22, 2006

Veranito

Brixton es un Barrio con fama de conflictivo, de hecho la primera vez que fui al que termino siendo nuestro barrio llegue siguiendo coches de policía; La fama que tiene no es gratuita, es cierto que en Brixton se produce gran parte de crack de la isla y que su población mayoritariamente Jamaicana, puede intimidar a los recién llegados pero la realidad es que como lugar de residencia es un lugar agradable, terminas conociendo a todo el mundo y obviamente, el que tiene intenciones de atracar no va a brixton sino a dnd pueda sacar mas dinero. En muy poco tiempo ya conocíamos a los jamaicanos que vendían marihuana en la plaza y aunq te ofrecían maría y pastillas a cada paso, no tuvimos nunca el menor problema.
La tranquilidad con la que nosotros vivíamos contrastaba claramente con los sucesos que acontecían cada poco tiempo, un día matan a una señora, otro rajan a un niño, cosas de ese tipo debidas a conflictos entre la población local, he de admitir que la tranquilidad con la que vivíamos podía deberse también a la cantidad ingente de marihuana que fumábamos, la entrada asidua de marihuana en nuestro salón hizo que el carácter aplatanado de los canarios con los que convivíamos se hiciera rápidamente con la casa.
La convivencia fue excepcional en todo momento salvo por algún pequeño incidente, como cuando me empeñe en adoptar un caracol gigante o cuando Paula se empeño en poner en nuestra cama un edredón del Pequeño Pony… estaréis conmigo en que no podía ceder en eso. Pero todo se resolvió sin problema, renuncie a regañadientes de mi ansiado caracol, y en la cama pusimos una línea divisoria, mi mitad con edredón de camuflaje y la suya con el Pequeño Pony.
A 100 metros de casa teníamos un inmenso mercado Caribeño construido en los túneles que había bajo las vías del cercanías, en el mercado podías encontrar de todo, desde calamares deshidratados hasta los fascinantes caracoles gigantes…gigantes de verdad, con un caparazón del tamaño de una naranja. También teníamos a mano varios locales de renombre en la noche Londinense, como el Brixton Academy o el Fridge; un Cine, varios supermercados… en fin todo lo necesario para estar cómodos.
Cuando llevábamos 1 mes o así llego a la casa Gorka, un amigo de Iván, yo para cuando aquello ya había decidido que no me iba ha dejar los cuernos buscando trabajo, porq había ganado lo suficiente en el Number sixteen como para vivir todo el verano, así que la llegada de Gorka a casa, condiciono mi comportamiento de manera radical. Como gran fumeta que era, se gasto un dineral en maría, que luego nos fumábamos deambulando por ahí, así fue como yo me conocí finalmente la ciudad. Después del tiempo que pase fumando petas en cada esquina de la ciudad, esta dejo de tener secretos para mí.

Nuestro nuevo hogar

Llegamos a nuestro nuevo hogar por la tarde, habíamos ido a recoger a Iván, Gonzalo y Javi a la estación de Victoria, esa fue la primera vez que entrábamos juntos a casa. Lo primero que hicimos fue repartirnos las habitaciones, la cosa estaba ya clara de antemano, Isaac se quedaría con la habitación pequeña que compartiría unos días después con su novia Kahina; Paula y yo nos quedamos con la habitación con la cama de matrimonio porq a Paula le daba reparo compartir habitación con gente desconocida, y Gonzalo, Javi y Iván dormirían en la mas grande de todas, q a su vez era la menos amueblada.
La casa, situada justo detrás de la biblioteca de Brixton, estaba totalmente enmoquetada, como la mayoría de las casas, eso le daba un aspecto acogedor que nos hizo sentir a todos como en casa desde el primer día, a todos menos al pobre Gonzalo. Es bastante común entre los inmigrantes que llegan a Inglaterra enfermar los primeros días que llegas y Gonzalo entro por la puerta grande en la estadística de enfermos. En 2 días tenia 40 de fiebre y con la debilidad que el siente por la automedicación se ponía hasta el culo de paracetamoles y demás medicamentos. Así era la rutina de la primera semana, nosotros íbamos a buscar curro por el día dejando a Gonzalo en estado agónico y regresábamos por la tarde; a eso de las 8 aparecía Gonzalo en el salón como un zombie drogado de medicamentos y nos llamaba hijos de puta por abandonarlo en su estado, así fue transcurriendo la enfermedad de mi compañero con un claro empeoramiento hasta que decidimos llevarlo al hospital.
Era tarde noche, Gonzalo aterecido se quejaba en uno de los fríos asientos del autobús q nos llevaba hasta el Saint Tomas. En Inglaterra hay algunos hospitales que atienden a inmigrantes sin pregunta ni el nombre y fuimos al mas cercano, situado frente al big ben; el Saint Tomas siempre era mi recurso mas rápido, para los que han visto la película 28 días después, el hospital al que me refiero es en el que despierta el protagonista al principio de la película. Entramos en urgencias y nos atendieron, la imagen que recuerdo es como estar metido en un capitulo de Emergency, una cocainómana totalmente descolocada en la sala de espera, funcionarias afro inglesas organizando a la gente; la estampa típica de los hospitales de las serias de televisión… Tras un rato de espera un becario le hizo un diagnostico con un programa de ordenador a nuestra alma en pena y nos dio lo necesario para pasar el mal trago.
Ahora si que estábamos como en casa, solo nos faltaba encontrar un trabajo…una vez mas.